Voces de La Otra Nueva York
Este articulo fue publicado en la Revista Z. Una revista nacional en los Estados Unidos.
Reporte desde el Segundo Encuentro por la Dignidad y Contra el Desplazamiento,
El Barrio, junio de 2009
Las compañías de capital privado que alguna vez amenazaron con tragar hasta la última acción de vivienda popular de Manhattan pueden estar en camino de extinguirse masivamente en medio de la crisis financiera mundial. Y los políticos que prometieron una reforma al sistema de rentas pueden estar rumbo a ningún lugar en medio de la crisis política en Albany (por ser la capital del estado de N.Y.)
Pero “La Otra Nueva York” todavía está aquí y todavía en lo suyo: luchando por la cuadra y por la dignidad de sus habitantes. Aquí, en el este de Harlem, conocido por sí mismo como El Barrio, las mantas insisten: “No nos moverán”. Para quienes han visto este movimiento luchar (y ganar) una batalla tras otra al estilo David contra Goliat con los propietarios locales y las corporaciones transnacionales, está claro que lo dicen en serio.
La noche del 7 de junio de 2009, el Segundo Encuentro por la Dignidad y contra el Desplazamiento reunió a 38 organizaciones y multitudes de gente —inquilinos, organizadores, familias con niños, todos congregados en el sótano de un centro comunitario del lado este de la Calle 116—, en una conversación entre cada uno, con movimientos internacionales, y con presentadores del este Harlem, del oeste de Harlem, del Barrio Chino, de Sunset Park.
Este Segundo Encuentro fue organizado por Movimiento por Justicia del Barrio (MJB), una organización basada en las comunidades de inmigrantes del este de Harlem, internacionalmente aliada a la Otra Campaña del movimiento zapatista mexicano y, como los zapatistas, un movimiento “de abajo y a la izquierda”. (MJB también organizó el Primer Encuentro realizado aquí en octubre de 2007. Ver más adelante la información.)
“Somos gente humilde. La mayoría de nosotros somos madres que estamos luchando por un futuro mejor para nuestros hijos”, explicó Ana Laura Merino, de MJB, en la apertura del Encuentro. “MBJ despierta el deseo de luchar en nuestra comunidad”, añadió Sonia Guzmán en el discurso de despedida.
“Los inquilinos que viven en los edificios, que se organizan, son los que toman las decisiones de su propia lucha —dijo Óscar Domínguez—. Todos juntos decidimos ver cuál es el camino que vamos a tomar como organización y para diseñar una lucha contra el enemigo, que es el capitalismo y los malos gobiernos. Practicamos la autonomía y la democracia. Vamos a las calles a consultar al pueblo”.
El Segundo Encuentro, escribe MJB, como el Primer Encuentro hace dos años, “fue inspirado por los encuentros de los zapatistas ... para conocernos unos a otros y reconocernos en nuestras luchas por un mundo donde quepan muchos mundos y contra la exclusión neoliberal”.
El este de Harlem marca un adecuado telón de fondo para este tipo de encuentro. Sus luchas reflejan las de las comunidades de bajos ingresos e inmigrantes por toda la ciudad de Nueva York, que enfrentan las alzas disparadas de rentas que no pueden pagar, y a los caseros que no dan mantenimiento a sus edificios, así como a las empresas que no dudan en acosar, cobrar en exceso, desalojar e identificar a los inquilinos a los que se proponen reemplazar por otros que tengan ingresos más altos.
Hablando de cada una de estas luchas estuvieron no sólo MJB, sino también agrupaciones como CAAAV (Organización de Comunidades Asiáticas), que está luchando contra la rezonificación urbana en Chinatown y más allá; el Consejo de Inquilinos de Harlem y la Coalición para Preservar a la Comunidad, que persiste en resistir contra la expansión de la Universidad de Columbia y la rezonificación de la Calle 125; la Alianza de Vecinos de Sunset Park, que está creando poder local al sur de Brooklyn, y la Asociación Inquilinaria Thomas Jefferson, que está enfrentando la represión policíaca en la vivienda pública.
A ellos se les sumó también un grupo de Hagamos Camino Nueva York: la organización de pobladores de bajos ingresos basada en Bushwick Brooklyn, que expresó sus propias luchas comunitarias en pequeñas piezas de teatro presentando a los tiburones prestamistas y a los propietarios de puro en boca que atacan a la buena gente de Nueva York, quienes al final se impusieron sobre los poderosos al son de las maracas, las guitarras y los acordeones.
Las conversaciones en el encuentro intercambiaron barrios y vecindarios; como organizadores, custodiados a uno y otro lado por un muñeco zapatista, y presentados por Juan Haro de MJB, abordaron las condiciones que enfrentan, cómo luchan, quiénes son sus enemigos y cuáles son sus sueños.
Quienes están en las primeras líneas del movimiento por la vivienda en Nueva York conocen a sus enemigos. “Esto es verdaderamente lo peor del neoliberalismo —dijo Nellie Hester Bailey, directora del Consejo Inquilinario de Harlem—. Somos sus víctimas”. Ella debe saberlo: este mes se cumplen 20 años de que su marido fue asesinado por un propietario brutal. “Contra lo que estamos luchando —declaró ella—, es contra la clase gobernante. Éste es el epicentro del capital financiero internacional. [Con el Plan 2030], a medida que los ricos entran a la ciudad, el Alcalde Bloomberg nos esta sacando fuera de la ciudad”. Las presentaciones de Bailey y otros oradores son de vez en vez apuntadas por las consignas de: “Harlem’s Not For Sale! ¡Harlem no se vende! ¡Harlem no se vende!”.
Tom Demot, de la Coalición para Preservar a la Comunidad, ha estado trabajando con tal fin durante 30 años. “Me gusta hablar de enemigos —dijo a la multitud—. Nuestros enemigos no quieren escuchar la palabra, quieren que todos seamos amigos mientras nos friegan”. Además de las empresas constructoras, Demot señaló a los funcionarios públicos electos en el Palacio Municipal, la mayoría de los cuales ha apoyado la rezonificación urbana de Harlem, junto con las empresas corporativas de construcción local, pues la tierra usa leyes, y “al sistema elitista de clases en los Estados Unidos”.
Otros organizadores señalaron el alineamiento de las políticas del gobierno municipal con los intereses de los caseros. “El gobierno de la ciudad está trabajando con los caseros para expulsar a la gente de su vivienda —dijo Bin Liang de CAAAV, quien lleva años haciendo trabajo de movilización en Chinatown—. Los inquilinos están esencialmente siendo castigados porque los propietarios no hacen lo que se supone que tienen que hacer —dice ella, mencionando los desalojos que efectúa el gobierno municipal contra las familias, dando avisos de sólo dos horas de anticipación—. Una de las causas fundamentales son los incentivos de ganancias para que los propietaros hagan esto”. “Entonces lo que cuenta no son los derechos humanos de la gente ni sus necesidades de vivienda —concluyó Liang—, sino cómo hacer dinero lo más rápido posible”.
“Son los ricos los que están tratando de sacarnos de nuestra vivienda, y es el sistema político, incluyendo al alcalde y a los concejales de a ciudad [Mark-Viverito, Jackson y Dickens], quienes les están ayudando a hacer eso —informó Domínguez, de MJB—. Nosotros decidimos no trabajar con los políticos, porque nunca van a estar a nuestro favor; porque ellos están del lado de la gente rica”.
Por su parte, Pearl Barkley, de la Asociación Inquilinaria Thomas Jefferson y Madres contra la Represión Policíaca, sugirió que el gobierno municipal ha utilizado otro recurso para poner en práctica políticas de “reducción planeada de vecindarios problemáticos”. El patrullaje agresivo contra los habitantes de viviendas públicas.
“Vemos que las prácticas del Depto. de Policía de NY están coordinadas con la Dirección de Vivienda de NY —dice Barkley—, como una manera de eliminar a la gente de escasos ingresos que habita viviendas públicas. Es una cosa muy insidiosa. La gente no puede salir de su edificio o ir a vaciar la basura sin tener a la policía pidiéndole su identificación. Ése es el plan para terminar sacándonos. ¿Cómo están haciendo esto la policía de NY y la Dirección de Vivienda Pública? Mediante la criminalización de sus inquilinos”.
Javier Genao, un organizador de la Alianza de Vecinos de Sunset Park, presente aquí con su hija pequeña, ofreció una advertencia para la concurrencia: “Sabemos que hay una historia de ‘divide y vencerás’. Esto es algo que hemos visto hacer en el pasado al gobierno de la ciudad y que los constructores han hecho, porque no quieren que nos unamos y luchemos contra nuestro mismo enemigo”. Sin embargo, hay vecinos latinos y asiáticos organizándose juntos, informó él, en torno a asuntos como los derechos de los inquilinos ante construcciones tóxicas.
“El nuevo villano de la cuadra”, siguió diciendo Bailey, además de los ya conocidos, como los propietarios ausentes y las universidades de mentalidad imperialista, es lo que llama la “inversión privada depredadora”: el flujo de firmas de capital privado que alguna vez se propusieron expulsar al 20 o 30% de los inquilinos de sus propiedades y que silenciosamente convierten miles de departamentos de renta regulada en unidades de lujo destinadas a un tipo diferente de ciudad.
En algunas cuadras, la crisis financiera ha detenido tales tomas hostiles. Nunca llegó el día de pago para Dawnay, Day, el banco de inversión con sede en Londres que alguna vez buscó construir un imperio de bienes raíces en Estados Unidos, empezando por el este de Harlem, y que, en el proceso, sobreestimó sus valores y se encontró con una resistencia mundial encabezada por MJB: la Campaña Internacional por la Defensa de El Barrio.
“Algo extraño pasó camino al banco —explicó Bailey—. ¿Saben qué fue? Están cerrando. Todos esos proyectos de construcción, incluyendo el del lado este de la Calle 125, están detenidos. (Aplauso). La Universidad de Columbia está en un problema enorme. Es inconcebible que la universidad pueda realizar su plan original de 6 billones de dólares en expansión... Les salió el tiro por la culata a estos constructores”.
El Segundo Encuentro por la Dignidad y contra el Desplazamiento también dio la palabra a voces de movimientos nacionales e internacionales por vivienda digna. “La expulsión y el desplazamiento están pasando en todo el mundo —señaló Filiberto Hernández, de MJB—, y es por eso que tenemos que organizarnos, para que, unidos, podamos destruir todo este sistema corrupto”.
Los discursos fueron acompañados por documentales y comunicados de otros frentes, incluyendo Nueva Orleans, de donde se proyectó un video sobre el “desastre de manufactura humana” representado por la demolición de vivienda pública y la limpieza de la mitad de la ciudad pobre, y de Atenco México, donde el Frente de Pueblos por la Defensa de la Tierra fue brutalmente reprimido por fuerzas de seguridad en 2006. La multitud también vio el video de la reciente toma del Consulado de México realizada por MJB para exigir libertad para los presos políticos.
Más consignas: ¡Libertad y justicia para Atenco! ¡Presos políticos, libertad! ¡Todos somos Atenco!
La integrante de MJB Oralia Mondragón Ramírez procedió a leer en voz alta un comunicado de Atenco enviado por el Frente de Pueblos:
“Una lucha nos une, la lucha contra el capitalismo. No importa desde donde nos encontremos, en Harlem, Bombay, Buenos Aires, Zaragoza, Sídney, Cochabamba, Paris, Manchester, la lucha contra las formas de dominación son las mismas. Desde Atenco, nosotros luchamos como ustedes lo hacen en el barrio de Nueva York, saludamos su lucha y agradecemos la enseñanza…una lección de lucha y esperanza, creemos que el papel que juegan ustedes desde las entrañas del imperio es crucial…El Segundo Encuentro por la Dignidad y Contra el Desplazamiento representa para nosotros la necesaria construcción del sujeto de transformación mundial que todos estamos construyendo."
“La tierra no se vende,” la declaracion proclama. “Se ama y se defiende”
Cada uno de los presentadores prosiguió contando algo de lo que sueñan para su vecindario y para el mundo, tal como contaron algo de lo que es su lucha.
“Nuestro sueño —dijo Liang— es que cada inquilino viva pacíficamente, tanto si tienen dinero como si no, y que no sean acosados”.
“Que la vivienda no sea un privilegio —dijo Bailey—. Que la vivienda es un derecho humano esencial. No importa si tienes trabajo, si eres viejo, si eres inválido: es tu derecho. Eso tiene que convertirse en una realidad”.
“Soñamos con un mundo —dijo Guzmán— en el que podamos ejercer nuestros derechos de justicia... donde podamos progresar juntos, hombro con hombro... donde los poderosos dejen de tratar de manipular a los humildes para su conveniencia económica... donde nuestros hijos puedan tener un futuro luminoso”.
“Que nuestros hijos dejen de ser asesinados. Esto es muy real en mi comunidad —dijo Barkley—. Soñamos con el día en el que nos relacionemos como seres humanos íntegramente, y no como una cosecha de dinero en efectivo para la policía y los complejos industriales de prisiones”.
“Soñamos con una victoria —dijo Genao—. Soñamos con la comunidad teniendo control de nuestras comunidades... Soñamos con el día en que la gente no respete a la autoridad de los policías o de los funcionarios públicos electos, sino que la gente respete la autoridad de lo que el pueblo decide junto como comunidad”. “Ésos son los sueños —concluyó— que nos sostienen juntos a lo largo de esta muy difícil lucha”.
Mientras tanto, los pequeños correteaban en la puerta asomándose para la anunciada piñata neoliberal, que era la actividad final de la noche. La piñata, una cosa fea verde que representaba la codicia, colgaba de un cordón del techo del centro social del este de Harlem. Los niños de El Barrio se preparaban para tumbarla de una vez por todas.
Fotos del Encuentro (por Michael Gould-Wartofsky):
http://www.flickr.com/photos/mikegwphotos/sets/72157619573329881